Octubre está a punto de llegar, con todos sus juegos mentales, sombras que se interponen a las luces intermitentes de las torretas, y que acompañan al goce de estar ahí, contemplando las luces de la ciudad.
Imposible que mis pies no se congelen.
Imposible que se abran caminos en la nostalgia anudada en la garganta.
Imposible cerrar las ventanas al chiflón helado de la memoria.
Bienvenido Octubre.
Tú resistes.
Yo también.
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